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  Recuerdos de Solferino y el origen de la Cruz Roja 19-05-2024 13:09 (UTC)
   
 
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Por Miozotis Fabelo Pinares
              
En el libro “Recuerdos de Solferino”, el suizo Henry Dunant, publica el testimonio de la cruenta batalla.

En el libro “Recuerdos de Solferino”, el suizo Henry Dunant, publica el testimonio de la cruenta batalla.

De los recuerdos de la Batalla de Solferino surgió el Comité Internacional de la Cruz Roja, (CICR) organización humanitaria integrada hoy por 164 naciones, entre ellas Cuba, cuya Sociedad Nacional, celebra este  año el centenario de su fundación.

En  1859, hace 150 años, el suizo Henry  Dunant, atraviesa la región de Lombardía, escenario entonces de una  corta pero muy cruenta guerra en el Norte de Italia.  El joven ginebrino llega a Solferino, en junio de 1859, y comprueba, horrorizado el panorama: los soldados, heridos y muertos, yacen en el campo, sin asistencia médica.

Después de esa batalla, Henry  Dunant, testigo de la misma y de la agonía y sufrimiento de los heridos en el campo de batalla, promovió la creación de un Comité de  socorro a los militares heridos en campaña,  reconocida después en el mundo como la Cruz Roja Internacional.

“Decidí contar al mundo lo que había visto, y así nacieron los recuerdos de Solferino y la iniciativa del Comité de Socorro.”

Por la vida y el respeto al Derecho Humanitario

En el libro “Recuerdos de Solferino”, el suizo Henry Dunant, publica el testimonio de la cruenta batalla: “Los primeros disparos de fusil estallan poco después de las  tres  de la madrugada; a las seis de la mañana la batalla ya ha alcanzado una violencia extrema; un tórrido sol apabulla a unos trescientos mil hombres que se matan entre sí. 
          
 “Por la tarde, los austríacos abandonan sus posiciones unas tras otras; al caer la noche, más de  seis mil  muertos y  40 mil  heridos yacen en el campo de batalla. 

“Los servicios sanitarios de los ejércitos franco-sardos no  dan abasto; el ejército francés cuenta con menos médicos que veterinarios; los medios de transporte son inexistentes; las cajas de vendas han sido abandonadas en la retaguardia. 
          
“Los heridos que pueden hacerlo se encaminan penosamente hacia el poblado más cercano  de Castiglioni,  en busca de algo de agua y de comida;  nueve mil  de entre ellos logran llegar allí para luego dejarse caer en las casas y en las granjas, en las plazas y en las callejuelas.” 
En la iglesia de Castiglione,  Henry Dunant, con la ayuda de las mujeres del lugar, cura  a los heridos y a los moribundos durante tres días y tres noches.

Solferino, 150 años de una Batalla que marca el antecedente de la Cruz Roja

Jean Henry Dunant

Jean Henry Dunant

Jean Henry Dunant era un joven ginebrino, hijo de una familia acomodada quien por iniciativa propia siembra   la semilla que al cabo de los años  fructifica  para convertirse en una de las instituciones humanitarias más importantes del mundo: la Cruz Roja.
            
Esta organización,  está  hoy  representada en 164 países y cuenta con cerca de  300  millones  de afiliados en los cinco  continentes. 

La historia comienza a fines de junio de 1859: Henry Dunant  tiene 31  años,  cuando un viaje de negocios le sitúa  en la región italiana de Lombardía, que por aquel entonces era el teatro de la guerra, corta pero sangrienta, que oponía a los ejércitos francés y sardo de Napoleón  III  al austriaco del emperador Francisco José.

“Por la noche,  -cuenta en su libro Recuerdos de Solferino-  me doy cuenta de  que los heridos habían quedado abandonados y que iban muriendo sin remisión alguna, ya que los servicios sanitarios militares eran casi inexistentes.

“En medio de aquel sol abrasador, di de  beber a unos, refresqué  con agua las heridas de otros y consolé  a los agonizantes, a quienes sus  propios compañeros empujan con el pie porque estorbaban el paso. 
          
 “Ayudado por algunas mujeres del pueblo de Castiglione, traté de  atenuar los sufrimientos, recogí  telas viejas para vendas, compré   camisas y envié  mi  coche a Brescia, de donde volvió  cargado de tisanas, naranjas, azúcar y  tabaco.”

Dunant narró en su día, minuto a minuto, esa otra entrañable batalla que supuso para los habitantes de Castiglione auxiliar, sin discriminación de uniformes, a los heridos de la guerra. Era un bello gesto que encerraba, además, un mensaje para  crear sociedades voluntarias de socorro para suplir las carencias de los servicios de la sanidad militar.
          
 “El destino me reservó, en las llanuras de Solferino el principio de una carrera impensable.”

Otros cuatro ginebrinos se unieron a la propuesta de Dunant, y formaron  el  Comité internacional de Socorro a los heridos; y  en  1864, logran  persuadir al gobierno suizo para convocar a una conferencia internacional en la que participarían doce  Estados.  Ese mismo año se firma un Convenio para mejorar la suerte que corren los militares heridos  en campaña.

“En lo adelante, los militares heridos y enfermos debían ser socorridos y asistidos sin distinción alguna de índole desfavorable, sea cual fuere el campo al que pertenecieran, y se respetaría al personal sanitario, el material y los establecimientos médicos, los que serían señalados con un signo distintivo: una Cruz Roja sobre fondo blanco.”

Los Convenios de Ginebra

Las resoluciones de esa Conferencia Internacional, que propiciaron  la constitución de Comités Nacionales, neutrales en tiempo de guerra, para los servicios de sanidad, tuvieron  eco favorable y el apoyo de numerosos países. Un año más tarde, en 1864,  se celebra  en Ginebra una nueva Conferencia, esta vez con carácter diplomático -es decir, con la asistencia de representantes de los gobiernos de los países que se habían sumado a la iniciativa- a la que concurrieron ya el primer grupo de Comités, de los cuales  nueve  eran nacionales y uno local.

El resultado de este encuentro, del  21  de agosto de  1864, fue la materialización de un marco jurídico, dentro del cual se podría desarrollar una acción efectiva de socorro a los heridos; a la par que las instalaciones médicas militares, los vehículos y el personal sanitario debían ser considerados neutrales y, por lo tanto, protegidos: había nacido el primer Convenio de Ginebra.

A pesar de los horrores vividos por Henry  Dunant, durante la Batalla de Solferino y que dieron pie a la creación de la Cruz Roja Internacional, el mundo de hoy sigue bajo la marca de la violencia y la muerte.
       
No  le importan a los gendarmes del mundo y a sus lacayos, ni convenciones,  ni tratados internacionales, ni el compromiso establecido para el cumplimiento de las normas y  las reglas de la guerra proclamadas y aprobadas por la  humanitaria organización.
        
Pero la  comunidad internacional exige el respeto al derecho de la guerra, y los pueblos del mundo mantienen vivos  los  recuerdos de Solferino, narrados por el suizo fundador de la Cruz Roja hace  150 años, y hoy multiplicados con armas sofisticadas, hechas para matar y causar daño.
         
¡El mundo reclama paz!
 
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  Himno del Voluntario

Cruz Roja Salvadoreña, Cuenta con su himno del voluntariado, el cual les mostramos a continuación:


Los Voluntarios de la cruz roja .-
Estamos listos a servir .-
Aquel que sufre.-
Aquel que llora.-
Pronto lo vamos ayudar.-

Los Voluntarios de la cruz roja .-
Estamos listos a servir .-
Aquel que sufre.-
Aquel que llora.-
Pronto lo vamos ayudar.-

La recompensa.-
La encontraremos.-
Dentro muy dentro.- De nuestro ser .-
Darnos enteros a la cruz roja .-
Nuestra mayor obligación.-

La recompensa.-
La encontraremos.-
Dentro muy dentro.- De nuestro ser .-
Darnos enteros a la cruz roja .-
Nuestra mayor obligación.-

Darnos enteros a la cruz roja .-
Nuestra mayor obligación.-

Los Voluntarios de la cruz roja .-
Estamos listos a servir .-
Aquel que sufre.-
Aquel que llora.-
Pronto lo vamos ayudar.-



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Voluntario y Voluntaria de la Cruz Roja Salvadoreña es aquel o aquélla que motivado por el espíritu de solidaridad humana, utiliza por una decisión de su propia voluntad, parte de su tiempo libre en prestar servicio a la comunidad, sin esperar por su acción ninguna retribución

 

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